domingo, 10 de junio de 2007

Sólo un buen intento...

Había logrado limpiar el desván de mis recuerdos más íntimos cuando sonó el teléfono y eras tú. Te confieso que no reconocí de inmediato tu voz, pues, mi terapia de autocontrol mental ya había borrado las pistas más exteriores de nuestro finiquitado amor. Pero eras tú y era tu voz.

Claro que me alegré, pues, te amé como a nadie. Pero era el pasado, y ahora tú, en el presente, estabas aquí estrujandome sin misericordia y posiblemente sin saberlo. De modo que, y acudiendo a mi buena educación, lo único que me quedaba en ese momento, te saludé dando lugar a una cordial conversación.

Luego vinieron los chats evocando nuestras épocas de enamorados. Ayer, antes, hoy. Hasta te escribí un mail reflexionando sobre lo fácil que soy. No puede ser.

Hoy hay vacío nuevamente. Dudas que jamás sanaron, reconocimiento del nuevo mapa de mi vida que pronto será redibujado en una escala más realista, menos virtual quiero decir.

A lo mucho puedo decir que lo tuyo fue un esfuerzo tal vez casual, pero blandiendo una misteriosa carta bajo alguna manga en pos de no sé qué soterrado fin. Nada claro. O quien sabe si fue obra del destino que a veces suele hacer esta clase de inopinadas y frustradas trampas a sus devotos.

En todo caso, fue un buen intento, y nada más...

Lima, 14 de Abril de 2007.

No hay comentarios.: