domingo, 10 de junio de 2007

Pocahontas II otra vez...

Pensando y pensando en tí, tú que andas no se sabe dónde, pero que se sabe que revoloteas en órbitas que en el futuro anidarán aquí según intento mentalizar, en este viernes de verano limeño con mi emisora favorita de jazz en el Yahoo Messenger y mi ubicuo vaso de vodka al costado del teclado. Al otro lado, la ventana abierta me trae el olor del mar y me permite captar el sonido de las olas en la playa, todo configura el escenario perfecto para revelar tu ausencia porque sería espléndido con tu presencia.

Miro tu foto en el monitor y me pregunto porqué no la imprimo. Seguro porque me distraería de pensar que podría traerte ahora mismo, total, si apenas estás a unos 4 km. de aquí, pequeña Pocahontas, si eres igualita al personaje de Disney, princesa india...

Pero no, en este rediseño del amor no te traeré sino que tú vendrás como viniste la primera vez, hace mucho tiempo, y también hace unos días reapareciendo de la nada. He aprendido que lo que uno quiere de verdad debe dejarlo libre, pues, es frase harto trillada que si vuelve es de uno... Y tú volviste.

Pero déjame describirte este lugar que parece que gritara tu nombre en cada objeto que contiene: la botella de vodka preparado y las hamburguesas crudas en la refrigeradora, el lavadero lleno con el usual castillo de platos y tazas por lavar, todas las luces encendidas, todo esto reclama el reinado de una mujer, Pocahontas, y tú lo notaste el otro día cuando te tomé la foto teniendo como fondo justo el rincón de esta sala que funge de cocina... ¿La viste en mi sitio web?

Pero más allá de las cosas que se tocan están las impalpables y que más duelen cuando el vacío las rodea. Y aquí, a pesar que no cabe un alfiler, hay vacuidad total, ¿me entiendes, princesa?

Eres la pieza que falta para que todo esto empiece a funcionar de nuevo y se convierta en hogar, mi casa, tu casa, nuestra casa... Está la invitación hecha, no lo olvides.

Lima, Perú, 01 de Mayo de 2007.

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