domingo, 10 de junio de 2007

Pascua de dos aves fénix...

Nos hemos disgustado tantas veces que mis días se tornaron insípidos, grises y tristes en extremo porque mi corazón latía por obligación o inercia pero no por emoción. Todos estos años viví con el espíritu aletargado hasta anoche en que, y casi como anónimos parias en el desierto, coincidimos con fruición en el oásis del messenger.

Pero no fue un encuentro más.

"Hola...cómo estás... Podemos hablar... Claro... Pero y ella...", frases casi instintivas para disfrazar nuestra común angustia por vernos y avivar la fogata de nuestras comunes y añejas intenciones. "Mira, te cuento... No hay ni hubo nada, siempre te fui fiel... Yo también, amor...¿Me quieres?....Sí te quiero y nunca te olvidé".

Supongo que la fuerza de la resurección de esta Pacua nos ha regalado un encuentro definitivo, pues, a pesar de que todo había terminado aquí estamos levantándonos, como dos aves fénix, de las cenizas del ayer para encender con más fuerza las pasiones de hoy y del mañana.

Ven, no tardes. Te quiero. Dios nos bendiga.

YO.


Lima, 08 de Abril de 2007.

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