domingo, 10 de junio de 2007

No conozco tu nombre...

No conozco tu nombre, pero sí tu esencia que vino a mí la otra noche en busca de sí misma.
No conozco tu nombre porque para llamarte me basta el pensamiento y hasta la sinrazón.
No conozco tu nombre y me es tan fácil recordarte como si te conociera de toda la vida.
¿O es que nuestras vidas discurrieron paralelas hasta que hace poco dejaron de obedecer las leyes geométricas y se cruzaron?
No conozco tu nombre ni sé de dónde vienes ni a donde vás, pero encajas tan bien en mi presente que pareciera que me pertenecieras.
Y mientras tanto, te escribo estas epístolas hinchadas de emoción pero sin vocativo, pues, yo no conozco tu nombre.
Para tí, señorita de mi alma...

*
Si no conoces mi nombre, me voy a presentar,
me llamo Lizbeth Franquiz, mucho gusto en conocerlo
mi hermoso caballero, vengo desde los cielos como un regalo divino
que envio Dios para ti, si aceptas este regalo,
prometo hacerte feliz.

Lima, Perú, 21 Feb 2007.

No hay comentarios.: