domingo, 10 de junio de 2007

Desayuno de emociones...

Normalmente me despierto tarde cuando el sol cae sobre mis celulares que yacen en el baúl que funge de mesa de noche, miro mi entorno solitario y me resigno a saltar de la cama sin escuchar más pasos que los mios. Pantuflas, la bata no es necesaria dados los 29 centígrados de Lima en esta época, y salgo al pasadizo donde ahora reside mi oficina. Enciendo las computadoras con un simple enchufar y me voy al baño para la rutina de todos los días.

Al regresar, el Jazz de la emisora de Yahoo ya inunda todo mi habitat, su ritmo dulzón y casi displicente, pero bellísimo, atenúan mi soledad y mi desnudez; la pantalla del computador principal luce negra debido a su sistema de protección, muevo el mouse para iluminarla y entro en este sitio web.

Hasta este punto bien podría decirse que todo transcurre de un modo perfectamente establecido, automático y hasta robotizado. Pero yo aún no despierto hasta que leo los comentarios que me han dejado los compañeros del sitio web. Entonces, la máquina en que me he convertido sufre una metamorfósis en reversa: se hace humana y es sanada de su crónica soledad.

Por eso, a veces pienso que vuestros comentarios son el mejor desayuno para un ser humano como yo, un desayuno de emociones...


(Dedicado a todos aquellos que dedican parte de su tiempo a leer y comentar mis notas. Los aprecio mucho).

Lima, Perú, 10 de Marzo de 2007.

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