domingo, 10 de junio de 2007

Amor pendular e intrascendente...

Cuando era muchacho, es decir, hasta hace poco no más, quedaba absolutamente desconcertado y casi liquidado luego de esos episodios de "tira y afloja" propio de algunas relaciones sentimentales. Hoy, luego de una diversidad de vivencias similares, contemplo el pasado con indulgencia pero asumo el presente -a propósito de la señora de éstas y otras narraciones- con absoluta serenidad. ¿Qué ha cambiado en mí? Supongo que el haber entendido que el movimiento pendular tiene sus leyes, y que lo que se aleja regresa por sí mismo de acuerdo a las mismas. Esperanza nutrida por la física.

Sin embargo, también hay que anotar que el movimiento pendular no dura para siempre, y que al agotarse su impulso inicial queda estático, pero no allá ni tampoco acá, sino en un lugar intermedio máximamente distante de todos los puntos que pudieran renovarle el impulso para continuar con su movimiento vital. Es la muerte natural del movimiento pendular.

Tome nota Ud., señora, porque como se acaba de demostrar su "tira y afloja" no me daña, sino que a la larga quien se castiga es usted no más. Su amor pendular atenta contra sí misma cuando quienes le hicimos la comparsa, esos puntos extremos y alejados que usted suele visitar, entendemos lo intrascendente de sus movimientos y declinamos, por ende, continuar con su danza.

¿Lo ha entendido?

Lima, 04 de Abril de 2007.

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